6J Fiordos del norte: hacia el círculo polar ártico. Azul y verde. Blanco y negro.



Después de desayunar hemos visitado Reykholt, pequeña población
en la que nació, vivió y, finalmente, fue asesinado un famoso escritor
islandés, Snorri Sturluson (1179 - 1241).


Escultura de Snorri Sturluson, realizada por Gustav Vigeland en 1947.

Visitamos la vieja iglesia de madera, el púlpito y el órgano son curiosos.
Hay restos de un antiguo horno protegidos por un cristal. El cementerio
es pequeño, bonito y bien cuidado. Vemos al jardinero que se ocupa de
su mantenimiento.

Iglesia antigua y cementerio de Reykholt




Visitamos una laguna de aguas termales y el hot pot del que disfrutaba
Snorri.

Visitamos una cabaña típica islandesa, de piedra y con el techo de tierra y
hierba muy verde. Se confunde con el paisaje. También recolecto unas
semillas de para cultivar en Getxo.





Después de hacer el check-out y enviar unas postales para mi colección emprendemos viaje camino a Dalvik.




Primera parada para visitar el volcán de Grábrók, subimos por la escalinata colocada en la ladera del volcán. Buenas vistas del valle.



La carretera discurre a mucha altura. La hierba va comiendo terreno a la
lava. Las ovejas pastan a sus anchas. A medida que avanzamos
comenzamos a ver muchas manadas de caballos islandeses pastando
en los prados.

La vista de la península de Vatnsnes a la izquierda es preciosa. Azul
oscuro y verde.





Camino de piedrecillas hasta Pyngeyrakyrkja. Sitio histórico donde se
celebraban las Asambleas regionales ya en el s. XI. Ermita y vistas.



Alrededor, campos de flores azules, mar y montañas. Precioso.




Volvemos a la carretera uno, Ring road, hacia Blonduos.
Paramos aquí en un Vinboudin para comprar vino para la bota que nos
acompaña en los picnics.
El río que atraviesa este pueblo es espectacular.






Estamos sorprendidos, 20 grados de temperatura y soleado.
El calentamiento global también llega a Islandia.





Continuamos por la Ring road hasta Sollvellur, allí tomaremos la ruta de
la costa para ver varios fiordos y luego llegar a Dalvik.




Pasamos un puerto de montaña y el cambio de tiempo nos sorprende.
Hay niebla, llueve fuerte y hemos bajado a 13°.




Vistas aéreas de la costa desde Stephan Stephanson monument.
Comemos de picnic. Jarrea.



Recorremos Skagarfjordur por su orilla derecha. Es precioso. Prados
verdes hasta el mar rodeados de majestuosas montañas.



Seguimos rumbo al norte hacia el círculo polar ártico.
A la izquierda, contra el horizonte, se dibuja la silueta de la isla de Kringle. Bellísima.





Continuamos hasta Siglufjordur y para ello atravesamos un túnel
estrecho, excavado de forma artesanal en la montaña.





Siglufjordur es un bonito pueblo pesquero en el que las montañas
nevadas, incluso en verano, llegan hasta el borde del mar.






Cruzamos otros dos túneles. El segundo, de 7 km, para llegar al fiordo de
Eyjafjordur.





Cruzamos un último túnel de 3 km y medio y llegamos al fiordo de Eyjafjordur donde está el pueblo de Dalvik. A la izquierda se ve una cordillera de montañas nevadas y en el medio del fiordo una gran isla.




Dalvik parece un pueblo pesquero, tiene barcos en el puerto y tiene
bastantes casitas de colores.


Desde Dalvik salen barcos hasta la isla de Grimsey que está en el círculo
polar ártico. El viaje de ida y vuelta supone 7 horas.




Check-in en Fosshotel Dalvik. Nos hacen upgrade y nos dan la suite.
¡Que suerte!








Cenamos en el restaurante Gisli Erikur Heigi, taberna típica a la que
nombre los tres niños protagonistas de un cuento islandés.



Se puede tomar vino rico y cenar ensalada y sopa de pescado con crema
de coco y canela que está buenísima.


         













También tienen cakes caseros, el de manzana, muy rico.
Precio de la cena: 9.800 kr. Muy recomendable.







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